Wednesday, May 31, 2006

Sin libertad y sin amor.

Telón. Un hombre desnudo en medio del escenario. Luz tenue, no hay reflectores sobre él. Tiene los ojos cerrados. Crece la luz, amanece, desfile de gente en ambas direcciones. Primero los barrenderos. Luego policías, comerciantes apurados, obreros, empleados, burócratas, ejecutivos. Nadie mira al hombre desnudo.
Luz intensa. Todos los que pasaron vuelven a salir al mismo tiempo con sus loncheras. Están medio minuto conversando entre ellos. Se van. El hombre sigue con los ojos cerrados.
Vuelve a bajar la luz. Los ejecutivos empiezan a irse a casa. Luego los burócratas, los empleados, los obreros, los comerciantes, los policías. Al final los barrenderos.
El hombre sigue desnudo en medio del escenario. Se apaga la luz. Telón.

Telón. Una mujer de rojo canta el coro de una canción de amor en medio del escenario. Luz tenue, no hay reflectores sobre ella. Crece la luz, amanece, desfile de gente en ambas direcciones. Primero los barrenderos. Luego policías, comerciantes apurados, obreros, empleados, burócratas, ejecutivos. Nadie mira a la mujer de rojo que sigue con el mismo coro, una y otra vez.
Luz intensa. Todos los que pasaron vuelven a salir al mismo tiempo con sus loncheras. Conversan por medio minuto. Se van. La mujer no deja de cantar.
Vuelve a bajar la luz. Los ejecutivos empiezan a irse a casa. Luego los burócratas, los empleados, los obreros, los comerciantes, los policías. Al final los barrenderos.
La mujer sigue con la misma tonada. Se apaga la luz. Telón.

Telón. Escenario vacío. Crece la luz, desfile de la misma gente, en el mismo orden.
Luz intensa. Todos con loncheras. Conversan medio minuto y se van.
La luz empieza a bajar conforme desfila la gente, en el mismo orden que la vez anterior. Al final los barrenderos.
El escenario queda vacío y tenuemente iluminado. Medio minuto. Telón.

FIN

Tuesday, May 30, 2006

Bla, bla, bla

Me di cuenta demasiado tarde que ese bienestar había subido de nivel. No te compliques, es por gusto y por puro gusto.
Me gusta la soledad, paradójicamente, me es imposible sentirme solo cuando estoy solo.
Lo único que sé es que hay dos mujeres que, haga lo que haga, al final me perdonarán.
Ellas me llevarán al cine cada fin de semana. Luego una vez al mes, luego dos o tres veces al año, y dentro de 25 años, cada vez que se sientan solas.

Monday, May 29, 2006

El collar

Regreso de Sullana con otra desesperanza encima, con una visión tan fugaz que de tan bella no sé si fue real. Me dormí y cuando desperté ya no estaba. Se quedó en algún lugar entre Trujillo y Piura y sobre todo se quedó clavada entre mis dos ojos. Fueron dos días en el infierno sullanense, en el infierno de la desesperación de saber que se había bajado de mi vida mientras dormía. La melena de mi señora. Los ojos profundos de mi señora. La sonrisa fácil dibujada por dos labios carnosos. Su plática interesante sobre cualquier tema. Y el collar. Un collar de maderitas y pequeñas piezas de barro sobre su fino cuello. Un collar que no sé si se le cayó o si me lo dejó. Si se dio cuenta de lo que provocó en mí. De que me pasaría día tras día pensando en donde encontrarla, volviendo día tras día al terminal para saber si regresaba, para decirle: "se te cayó" y sonreírle.
Ella misma se lo había hecho (paciente y meticulosa). Las maderitas las compró pero las piecesitas de barro las fabricó ella misma. Cogió una porción de barro y la roció suavemente con agua (Así me dieron vida un día). Fue apretando poco a poco la tierra hasta volverla una masa blanda y flexible, moldeó una plastilina del barro, muy delgada y segmentada, y luego cogió otros pedazos con sus suaves dedos para hacer pelotitas (Así moldearon mi destino un día). Cuando tuvo suficientes cogió una aguja gruesa y los atravesó. (Así crucificaron mi corazón un día), con la misma aguja hizo una serie de trazos simples sobre las bolitas y los tallitos. Al horno, al fuego, a 200 grados centígrados (Así evaporó mi desesperanza por unas horas) para que el barro vuelva a endurecerse.
El hilo, las piezas, el broche y su recuerdo. Ese conjunto es lo único que me queda.

Friday, May 26, 2006

La risa

¿Qué clase de sufrimiento abate a las mujeres que su gran aspiración es encontrar alguien que las haga reir? Más allá de que una pregunta necia del tipo "¿y tú que buscas en un hombre?" permita una respuesta ídem, ¿en verdad las mujeres son tan desdichadas o son solo grandes mentirosas? ¿Acaso son incapaces de encontrar diversión por sí mismas?
¡Y yo que las creía mis iguales! ¡Y casi son todas iguales!
Una de ellas llegó al colmo: Cinco pasos después que empezaramos a caminar, se paró frente a mi silencio y dijo ¡"cuéntame un chiste"!

Thursday, May 25, 2006

Tan frío

Magdalena está tan fría estos dos últimos días que parece muerta. Pero nunca deja de respirar disimuladamente, sin molestar a nadie, dejando que las cosas sucedan. Ultimamente, cuando se despierta, una especie de niebla invade sus ojos, esconde su belleza entre abrigos, blanca, empieza a sonreir pero fríamente. Magdalena me hace sentir bien.
Pero aquella tarde en que no nos vimos sí que me sentí un tipo ruin. Me entendí capaz de tender una mano para luego quitarla dejando caer al desvalido. Tiendo a dramatizar mi vida. Y aquella madrugada me sentí un miserable. Una segunda oportunidad, en la que me dejé llevar por el morbo, recibiendo un portazo en la cara. Queriendo autojustificarme: esa no es ingenuidad.
Ingenuidad la mía. La esperanza asesina. Un corte al más allá. La llama encrespada. Un cochino barranco hacia quienes juegan con lo derruido. El viento azotando salvajemente mi cara. Todo bien ahora. Magdalena está tan fría que parece muerta.

Tuesday, May 23, 2006

La duda, un ejemplo

Hubo una vez en la universidad una chica que se interesó en mí pero como tenía cinco años con su enamorado, que ya trabajaba y quería casarse con ella, y como yo era tan despreocupado, libre, sin futuro laboral claro y encima no pensaba casarme ni asumir formalmente ningún tipo de compromiso, nunca se atrevió a dar el paso. Al final de una larga explicación a la que no recuerdo exactamente como se llegó, me dijo, nerviosa: "yo no puedo cambiar la seguridad que me brinda X". Yo le dije: "Sí, pues". Varias otras veces me han pedido seguridad y mi ofrecimiento siempre fue: Esto es una aventura, vive el presente y cosas de esas. Quienes lo aceptaron se dieron cuenta a los pocos días que mi oferta era en serio, solo eso. Entre ellas, algunas pocas quisieron hacer esfuerzos por cambiar las cosas y yo traté de jugar el juego pero el evitar el aburrimiento nunca duró más de tres años. Lo digo con mucha pena y sin nada de superioridad u orgullo.
Aclaremos. Este mi camino no esta lleno de sorpresas y full diversión como el que, al menos, ofrece Beau Burroughs en "Rumor has it" (la pasaron en el avión de regreso y me dejó pensando). En mi caso, trabajo de 11 a 11 y el sueldo lo tengo 99% destinado a gastos fijos (para ir al cine tengo que dejar de almorzar, para tomarme dos chelas tengo que caminar diez cuadras y ahorrarme el taxi); soy de trato brusco y nada gentil; no me invitan a grandes fiestas y ni siquiera voy a discotecas; mi carro huele a gasolina, los frenos chillan, necesita una bajada de motor y no lo llevo al trabajo porque no tengo para pagar la cochera; encima ni siquiera soy un buen amante. Lo digo con mucha gracia porque me gusta la vida que llevo y no se confundan que no es un lamento. Sin duda hay cosas por mejorar. Una sobre todo que cuesta S/.500 al mes.
Digo, la compañía... ¿qué es eso de la compañía?; y la soledad... ¿qué es eso de la soledad?. "Estoy aquí porque quise llegar".

La duda

Uno de mis principales problemas con las mujeres es este del caracter dubitativo que crea un aura de inseguridad. El tema es que por una cuestión genética, que espero que cambie en las siguientes décadas, una de las cosas que más buscan las mujeres es seguridad, protección. Este desencuentro de intereses es mi principal obstáculo para atraer a quien me proponga hacerlo. Al revés, las mujeres que están dispuestas a renunciar a esa búsqueda de seguridad por que "un hombre inseguro es fácil de manejar" terminan por no pasarla bien, ya que no soy fácil de manejar. Soy dubitativo pero indepediente, anárquico y radical. Así que las mujeres buenas y las mujeres dominantes terminan siendo apartadas a un lado.

Friday, May 05, 2006

El Migo

La chica que estaba sentada a mi lado en la escalinata del Convento de San Francisco estaba realmente triste y la malparida tristeza, como en otras latitudes, se convirtió efectivamente en una sentencia de muerte para mi compañera que resultó imaginaria. Estaba triste por cosas mas bien banales: Debo tratar que no sea tan evidente (sonrió), me van a entrevistar mañana para un trabajo y con esta cara ni yo me contrataría. La acababan de renunciar de un canal de televisión en el cual practicaba. Cinco meses allí, todo lo hacía bien, veía como iba quedando ella de todo el grupo con el que ingresó, pero se equivocó una vez y chau. ¿Pero acaso no es error del jefe poner todo al cuidado de unos practicantes?, ¿no se supone que los practicantes están para aprender y entonces tienen que equivocarse? ¿Por qué apenas se comete un error los echan? ¿Es verdad que bajo ese método solo quedan los mejores?Conversamos largo rato, se abrió completamente y su tristeza la fue abandonando pero empezó a inundarme a mí. A lo Mafalda, tristeza por el mundo que funciona mal. Te apuesto a que te irá bien mañana. Ahora yo también creo lo mismo, respondió y sonrió de nuevo, sonrió de verdad y se fué. No llegó a ver mi sonrisa triste, yo ya estaba cansado, apesadumbrado, melancólico, afligido. Regresé a la casacuarto y no había nadie. Kris se había ido. Me dijeron: "joven, pero usted vive solo".El vacio me inundó de nuevo, sentí risas a mi alrededor, burlas, malditos hechiceros, diría Don Quijote, mareado, espantado, apagué la luz, me eché en el piso, todo daba vueltas. Kris no se hechó conmigo esta vez. Dormí solo después de varios días. Al levantarme seguía solo. Desayuné sin Kris. Traté de despedirme de ella pero esta vez no pude engañarme. Acabé riéndome. No importa, igual me hizo feliz. Me queda Migo. Él no me hará bromas, pero está siempre y yo siempre estaré con Migo.

Tuesday, May 02, 2006

Negación

Ayer me contaron la historia de los perros colgados en las postes de luz de la Colmena.
Rememoraron las bombas, los apagones, la falta de micros y combis.
Recordaron a un amigo que una vez en un concierto de la carpa del puente Santa Rosa les dijo que entraba en la guerra; que era tan descuidado que lo descubrieron casi en seguida, pero que nunca dio más nombres y que sigue encerrado.
Y a otro amigo enrrolado en la Marina que se la pasó de patrulla en patrulla por la sierra-selva de Ayacucho hasta que cayó en acción; y de un amigo de un vecino que sigue extrañando su pierna.
Me hablaban y me contaban todo como si fuera una película en la que ellos no hubiesen participado.
Me preguntaba por qué un grupo de seres humanos prefiere negarse su historia, y por tanto pensar que nada ha pasado y que todo está permitido.
Más adelante y hablando de otras cosas, me dieron la respuesta: yo no recuerdo nada de cuando tenía cuatro años. La ciudad de los niños.

Monday, May 01, 2006

Comiendo mirando la tv

He abortado dos veces. Uno fue cuestión de media hora, el otro de tres minutos; uno costó como 200 dólares y el otro no más de 25 soles; uno fue una operación y el otro una simple inyección. En un descuido de la enfermera, la del primer aborto se acercó al lavatorio y vio a su criatura: "una masa de carne gelatinosa pero que ya parecía que tenía cabeza" lo describió de una manera muy fría y lejana, pero se pasó algunas noches llorando. La del segundo no sintió nada más que un pinchazo y una menstruación más espesa.
Tengo dos abortos, en ambos hubo harta sangre y propiciaron el fin de dos relaciones.
Ya alguien -quizás yo en otro texto- meditará sobre los abortos y el final de las parejas, pero esta vez el cuento viene a que la semana pasada una reportera de televisión interrumpió mi comida para decirme que la policía había descubierto una clínica en la que se practicaban abortos clandestinos, justo en el momento en que una adolescente se sometía a una operación. Me dio asco la voz de hipócrita de la periodista condenando a la "mala mujer", me fastidió su simulado horror, su estudiada indignación por "darle muerte a una inocente criatura". Clichés para no profundizar y decir que la solución está en la legalización. Frases comunes para no quedar mal con alguna parte cucufata de la audiencia o de la familia del dueño del canal. Esta es una ciudad tan cobarde. Esta es una ciudad tan falsa.