Monday, May 01, 2006

Comiendo mirando la tv

He abortado dos veces. Uno fue cuestión de media hora, el otro de tres minutos; uno costó como 200 dólares y el otro no más de 25 soles; uno fue una operación y el otro una simple inyección. En un descuido de la enfermera, la del primer aborto se acercó al lavatorio y vio a su criatura: "una masa de carne gelatinosa pero que ya parecía que tenía cabeza" lo describió de una manera muy fría y lejana, pero se pasó algunas noches llorando. La del segundo no sintió nada más que un pinchazo y una menstruación más espesa.
Tengo dos abortos, en ambos hubo harta sangre y propiciaron el fin de dos relaciones.
Ya alguien -quizás yo en otro texto- meditará sobre los abortos y el final de las parejas, pero esta vez el cuento viene a que la semana pasada una reportera de televisión interrumpió mi comida para decirme que la policía había descubierto una clínica en la que se practicaban abortos clandestinos, justo en el momento en que una adolescente se sometía a una operación. Me dio asco la voz de hipócrita de la periodista condenando a la "mala mujer", me fastidió su simulado horror, su estudiada indignación por "darle muerte a una inocente criatura". Clichés para no profundizar y decir que la solución está en la legalización. Frases comunes para no quedar mal con alguna parte cucufata de la audiencia o de la familia del dueño del canal. Esta es una ciudad tan cobarde. Esta es una ciudad tan falsa.

4 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Yo acompañé a mi mejor amiga a ponerse la inyección. Sé que si lo necesito, ella hará lo mismo. Claro que sería tanto mejor evitar la clandestinidad, no tener que irme hasta no sé donde en Lima... no me molestaría pagar un poco más por algo en que pueda confiar.

4:53 PM  
Blogger Athos said...

La conciencia popular se siente tranquila condenando la gente que va contra sus "principios". La debilidad sentimental humana la está llevando a la destrucción, en algunos años se clamará a Malthus y se llamará a la sangre, espero no sea demasiado tarde.

Los periodistas sólo leen, aunque tienen mejores excusas.

7:19 PM  
Anonymous Anonymous said...

Ayer volví a ver Caracortada. Él, borracho, en un restaurante ficho gritaba algo así como: Mírenme, yo soy el malo. Señálenme: él es el malo, para que ustedes puedan decir que son los buenos.

7:30 PM  
Blogger Unknown said...

El que tira la primera piedra siempre es el más hipócrita. Además, creo que solo en los cuentos hay los "buenos" y los "malos"; el mundo real está repleto de relativismos y ambiguedades... matices para los que prefieren hablar en eufemismos.

7:33 PM  

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