Este es J
J, uno de mis compañeros de trabajo, ha capitulado, no cree posible el amor para él. Hace siete años nació su segunda hija y tras una nueva ilusión pisoteada, le temió a la soledad definitiva, se volvió a acostar con la madre de sus hijas, y se resignó a vivir con ella para siempre. No es viejo el puto pero sí desesperanzado.
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