Wednesday, April 19, 2006

Una historia de S

En ese momento S no lo sabía, pero con quien estaba conversando se convertiría en el catalizador de su desdicha futura. Regresaba a Lima, viaje de hora y media, y a su costado una chica 8 años menor que él. Hombre y mujer solos, del mismo pueblo en la gran ciudad. Empezaron a salir, ella se entregó por primera vez, ella se enamoró pero él no. Ella pensaba en una boda, pero él no. Ella lo llevó a casa de sus padres, que conocían a los padres de él, que lo aceptaron como a un hijo. Y él pareció tener muy buenas intenciones, muy serio, con un buen puesto, pero él no estaba enamorado. Siempre se preguntaría porqué dejó que todo eso pasara, porqué en cuanto vio que ella se ilusionaba no optó por alejarse. Lo pudo hacer. Hubo oportunidad, hubo pretextos. Pero siguió. Tirándosela casi todos los días, enviciándola, acostumbrándola a su cuerpo, marcándola de una manera imborrable. Tres años pasaron, él se fue aburriendo pero ella era feliz. Acabó su carrera, y en la ceremonia de graduación le agradeció publicamente, "si no fuera por mi enamorado no habría podido lograrlo". Pero S. Unos meses después decidió que no quería seguir con ella y la terminó. Ella lloró como él nunca antes había visto llorar. Empezó a correr por la calle, en medio de una noche sumamente oscura; la encontró sentada en una acera, tapándose la cara, gimiendo. Se calmó un poco, la subió al auto para llevarla a su casa, ella le pidió que volviese a hacerle el amor y él, canalla, se la volvió a tirar, pero le dijo que eso no cambiaba nada. Bajó del auto pero no quería cerrar la puerta, no encontraba explicación y a S, desde su autoridad, se le ocurrió una muy buena: "quiero que conozcas más de la vida. Sólo me has conocido a mí. Me gustaría que salieras con tus amigas, que vayas a discotecas, te divertas, durante unos dos o tres años, y entonces nos volveremos a ver y te pediré que vuelvas conmigo, y si tu lo quieres, lo harás". Una esperanza. Ella al fin sonrió. Cerró la puerta. S se marchó sabiendo que todo el dolor que había causado alguna otra mujer se lo haría pagar. Y así fue.

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