Tuesday, November 14, 2006

Podrías decir que soy un perro

Recuerdo que buscaba a una amiga y de pronto me encontré regresando y regresando sobre los escritos de una transparencia. Como soy más bien antisocial, solo te leía hasta que un día me provocaste tanta risa que te contacté. Cuando encuentras a alguien que atraviesa por uno de los momentos más malos de su vida puede que te conviertas en su héroe o que ni siquiera se fije en tí.
Fuí las dos cosas para tí, y todo en dos minutos, me pediste ayuda y no esperaste explicaciones ni diste oportunidades, desapareciste sin más y me dejaste tan vacío, tan hecho mierda. Y es que hay tipos como yo, enfermos por ayudar, que tienen como meta de vida el hacer el bien, el ser bueno. Y además parecerlo. Así que me dejaste con la sensación de haber fallado, de haber tendido la mano y luego haberla quitado para dejarte morir en el barril que -ahora sé- que siempre cargas.
Me dió una sola oportunidad para ser el héroe y después se olvidó de mí. Con el tiempo volví a llamar su atención, pero al parecer ese primer encuentro marcaría toda nuestra relación. Pasamos buenos momentos, descubrimos nuestros espíritus libres y lo muy en común que tienen, se convirtió en lo mejor de mi vida, pero con todo, toda la historia siguiente no fue sino la repetición de este acto de héroe y olvido.
Encima te llamas Libertad cuando la libertad es pues la mierda esa imprescindible que te condena a ser un infeliz. El camino de la libertad es el camino de la soledad, de la ausencia de paz, de las emboscadas, de los ataques de los bandoleros. A pesar de todo te prefiero, podrás decir que soy un perro por seguir detrás de tí, pero lo dijeras si me hablaras.