¿Para qué tanta vida?
Es curioso que nunca haya siquiera pensado en suicidarme. Sí en cambio en desaparecer. En abandonar todo y empezar de nuevo. Cada vez que vuelo ruego porque se caiga el avión, salvarme y dejar mi DNI en el bolsillo del pasajero decapitado. O me gustaría participar en una guerra y dejar mi identificación en el lugar donde hallen más restos esparcidos. Son sueños... en el fondo lo que significan es que quiero desaparecer. No suicidarme sino autoeliminar mi historia. La libertad inicial. Una pampa virgen sin cadena alguna.
Fantasías.
Podría irme pero no está a mi alcance ni en mi voluntad. Quizás dentro de 20 años se leven las anclas que detienen cada uno de mis pies. Tal vez estaré viejo para entonces. Tal vez ya no tenga fuerzas. Tal vez mi alma estará cansada. Qué más da. No, no se lo tomen en serio, es solo un estado de ánimo pasajero. No podría vivir sin ustedes. Es el temor ha equivocarme. Es el miedo a la renuncia.
Nunca he pensado en suicidarme solo que a veces uno se pregunta para qué tanto esta vida. Yo no lo había notado, pero ultimamente mucha gente me ha dicho que soy un luchador, que pongo bastante fuerza y entusiasmo en todo lo que hago. En cambio siempre me he considerado un poco flojo. De niño pensaba que cuando quería algo, si es que me esforzaba por conseguirlo alguien del más allá vendría a ayudarme. Y funcionaba. Y sigue funcionando aunque ya no crea en el más allá. Cada vez que quiero alcanzar una meta la logro. Si me esfuerzo lo consigo. Siempre. Es gratificante, sí. Por suerte para mí, me pongo muy pocos objetivos, tiendo a la flojera y prefiero dejarme llevar por la corriente, eso me salva de ser un despreciable-puro-éxito. Aun así, están estos momentos de flaqueza en que me pregunto para qué tanta lucha, para qué tanta vida. Estas etapas en que hay tantas responsabilidades que alguien me pide que mande todo a la mierda pero el más fuerte de mis yo me obliga a encararlas. Y el resto se confabula y pregunta: para qué tanta lucha, para qué tanta vida. Sé lo que tengo que hacer.
Fantasías.
Podría irme pero no está a mi alcance ni en mi voluntad. Quizás dentro de 20 años se leven las anclas que detienen cada uno de mis pies. Tal vez estaré viejo para entonces. Tal vez ya no tenga fuerzas. Tal vez mi alma estará cansada. Qué más da. No, no se lo tomen en serio, es solo un estado de ánimo pasajero. No podría vivir sin ustedes. Es el temor ha equivocarme. Es el miedo a la renuncia.
Nunca he pensado en suicidarme solo que a veces uno se pregunta para qué tanto esta vida. Yo no lo había notado, pero ultimamente mucha gente me ha dicho que soy un luchador, que pongo bastante fuerza y entusiasmo en todo lo que hago. En cambio siempre me he considerado un poco flojo. De niño pensaba que cuando quería algo, si es que me esforzaba por conseguirlo alguien del más allá vendría a ayudarme. Y funcionaba. Y sigue funcionando aunque ya no crea en el más allá. Cada vez que quiero alcanzar una meta la logro. Si me esfuerzo lo consigo. Siempre. Es gratificante, sí. Por suerte para mí, me pongo muy pocos objetivos, tiendo a la flojera y prefiero dejarme llevar por la corriente, eso me salva de ser un despreciable-puro-éxito. Aun así, están estos momentos de flaqueza en que me pregunto para qué tanta lucha, para qué tanta vida. Estas etapas en que hay tantas responsabilidades que alguien me pide que mande todo a la mierda pero el más fuerte de mis yo me obliga a encararlas. Y el resto se confabula y pregunta: para qué tanta lucha, para qué tanta vida. Sé lo que tengo que hacer.
2 Comments:
siempre es agradable saber que podemos tener un borron y cuenta nueva, una segunda oportunidad, corregir errores...
Pero si te habias cansado de que te digan luchador yq uerías desparecer, sin suicidarte ¿Por qué no me llamaste?
Yo podía haber dicho una de mis frases "matagente" y si se te ocurría emplear ese tonito que pones cuando hablamos, a lo mejor y yo misma te hubiera matado.
Eres mi hemisferio derecho June, lo sabes, no?
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