Cantar de Juan, El Caminante (La historia de la Princesa)
Por Laura Hammer.
Las princesas van camino a casa, el sendero oculta sus pasos de pies pequeños y vestidos vaporosas. Caminan en silencio por en medio de los bosques, de las playas, de los pueblos. Las princesas se pierden en la memoria de algún otro caminante.
Solo una se queda de pie ante la playa vacía y olvida caminar otra vez en círculos. Se aventura a la playa, se lanza desnuda. Abraza su soledad en medio del océano y oculta sus carnes con el vaivén de las olas. La princesa cierra los ojos, se hunde, ha dejado de nadar hacia alguna parte.
Los cantos submarinos la despiertan de su ensueño. En medio de tanta soledad, le ha punzado el dolor de algún otro. ¿Quién es aquel otro? ¿Quién está en la orilla?
La princesa ha dejado un rastro de queja y migas, probablemente quien conduele su canto en la orilla solo sea un ave sin rumbo. Un ave mas, que no entiende las señales y se come las huellas de princesas desconocidas, mientras camina igual que los otros, en círculos y más círculos... hasta perderse.
Las princesas van camino a casa, el sendero oculta sus pasos de pies pequeños y vestidos vaporosas. Caminan en silencio por en medio de los bosques, de las playas, de los pueblos. Las princesas se pierden en la memoria de algún otro caminante.
Solo una se queda de pie ante la playa vacía y olvida caminar otra vez en círculos. Se aventura a la playa, se lanza desnuda. Abraza su soledad en medio del océano y oculta sus carnes con el vaivén de las olas. La princesa cierra los ojos, se hunde, ha dejado de nadar hacia alguna parte.
Los cantos submarinos la despiertan de su ensueño. En medio de tanta soledad, le ha punzado el dolor de algún otro. ¿Quién es aquel otro? ¿Quién está en la orilla?
La princesa ha dejado un rastro de queja y migas, probablemente quien conduele su canto en la orilla solo sea un ave sin rumbo. Un ave mas, que no entiende las señales y se come las huellas de princesas desconocidas, mientras camina igual que los otros, en círculos y más círculos... hasta perderse.
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