Mirada agradecida
Entonces me levanté y dije: "Yo puedo". La chica me miró agradecida. Se acercó a mí, me abrazo y dijo a mi oido: "Espero que sepas lo que estás haciendo". "Claro", respondí. Di mis primeros pasos sobre ese piso gelatinoso y resbalé hasta el fondo del abismo.
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