II (el llanto)
¿Recuerdas la vez que te prometí que nunca te haría llorar? pues ahora necesito que me ayudes a cumplir mi promesa. No sé si he hecho bien mi tarea, al menos no me la has criticado tanto. Supongo que has entendido mi sentir. Soy un espíritu libre, siempre lo he sido, busco permanentemente las cosas que me hacen bien y no acepto que me impongan lo que disgusto. Me es fácil sacudirme de yugos, puedo hacerlo de forma violenta, dramática o acordada dependiendo de lo que merezca el abusivo. Como espíritu libre tengo predisposición hacia el conocimiento, por eso camino. Como espíritu libre tengo predisposición a lo sencillo aunque no me falta paciencia para roer huesos. Porque camino, porque lo haré sencillo y porque me conoces es que no llorarás cuando me marche. Estoy seguro que comprendes mi decisión. Ya estás grande, puedes valerte por tí misma, estas lista para enfrentar el mundo, y si sueltas una lágrima en este momento, sé que no es por mí sino porque sabes que es cierto. Me he esforzado por no hacerte llorar en todos estos años. Y si yo no lo he hecho, y si crees que soy importante para tí, pues aprende que nadie que te quiera te hará llorar, que nadie merece tus lágrimas, y si alguien las merece, justo esa persona nunca te haría llorar. |
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