Primer día en mi nuevo trabajo
Hoy fue mi primer día en el nuevo trabajo. No fue un día muy bueno. Creo que el dueño no tiene muy en claro para qué me ha contratado. Mis compañeros tampoco. Casi todos los antiguos me han recibido bien. El resto recién se está enterando que han creado un nuevo puesto, que lo ocupo yo y que me van a pagar más que a ellos. Me he equivocado en el primer encargo que me hicieron. La cultura de esta empresa es totalmente distinta a todas por las que antes he pasado. Tendré que aprender sobre la marcha y está claro que nadie va a enseñarme nada, al contrario, prefieren que me equivoque. Pero el dueño confía mucho en mí. Creo que él sabe del ambiente en que me ha metido y espera que sobreviva, claro, me apoya. Después del almuerzo entró a un área común y delante de todos me preguntó lo que opinaba sobre un tema X de la empresa (algo muy simple, como, ¿te parece que la cafetera deba estar en ese sitio o en otro?), le respondí en base a como se trabajaría mejor, y enseguida ordenó el cambio. Todos se mordieron la lengua. Menos mal que la solución planteada dio resultados; me lo dijo un señor casi en voz baja. Pero cuando me pidieron que solucione un problema más relacionado con el trabajo, lo hice a mi manera, pero no a la manera que debía hacerse y el resultado no fue satisfactorio. Me di cuenta de inmediato. Hubo muchas sonrisas a mi alrededor. Pienso que es mejor equivocarse a no hacer nada. Mañana lo haré mejor, de eso estoy seguro. Primero aprenderé sus formas, luego las mejoraré y empujaré para que todos cambien. Para eso me pagan.
Lo mejor de estar en un ambiente hostil es que tienes en que ocupar todos tus sentidos, y sobre todo, tienes la mente ocupada.
Lo mejor de estar en un ambiente hostil es que tienes en que ocupar todos tus sentidos, y sobre todo, tienes la mente ocupada.
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