Quién necesita a las mujeres (en la cocina)
Desconocimiento debe ser lo que explica el reclamo constante que hacen las mujeres con eso de tener que cocinar. En mi caso, desde hace tres años le ha agarrado el gusto a probar el mejunje que produce el aceite caliente y la cebolla dorada a la que se le ha agregado ajo picado, luego el tomate, la zanahoria o la especia que se haya elegido. "El secreto está en el aderezo" fue prácticamente la única lección de cocina que me dieron y la verdad es que con eso fue suficiente. De chico nunca me enseñaron más allá de hacer el arroz. Los platos de fondo eran un misterio. Y el arroz lo probaba una vez que había agregado el agua, es decir, probaba la sal en el caldito, ya sea que primero haya frito ligeramente el arroz y le haya agregado agua hirviendo o que haya vertido agua fría sobre el aceite dorando ajo y cebolla. Es decir, nunca probaba el aderezo en sí. Pero ya aprendí y los platos de fondo me han empezado a salir aceptables. Sin embargo, todavía no me he animado con los de color verde. Ahora que entiendo el misterio, no entiendo que tanto problema se hacen las mujeres con esto de la cocina, como si fuera un castigo ser el primero en saborear la comida, ir experimentando con un poquito de esto o de aquello para ver que tal queda. Pensar que las más osadas de las feministas levantan como bandera el "yo no sé cocinar". No saben lo que se pierden.
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