Y claro, buscaron sufrirse
No fue la primera noche en la que predominaron sus espíritus autodestructivos, esos que les hacían decir o hacer con el fin de aplastar las cosas que -pequeñas, tal vez- les estaban dando algo de tranquilidad. Entonces fueron supuestamente honestos, los de las cosas claras, los frios, los antisentimentales, quienes llevan las riendas, autosuficientes. Pero de suficiente nada, de anti nada, de ninguna cosa clara, cien por ciento deshonestos consigo mismos, incapaces de aceptar que les gustaba la tranquilidad que obtenían y que era bueno seguir así y mirar hacia adelante. Y yo los veo y no sé cómo acabará su historia. Y quiero decirles que deberían luchar un poco, olvidarse de aquel pedacito de noche. Quiero que sigan contándome de su naciente felicidad, de sus comprensiones, de sus primeros sueños juntos. Algo más.
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