Y claro, acostumbrado como estaba a las putas
Acostumbrado como estaba a las putas, se apuraba en hacerle las tres poses clásicas a su enamorada temiendo en su costumbre que se le acabe la tarjeta de 50 soles. Así, cuando la conocí, la chica tenía tan asimilada la secuencia que daba pereza bailar con ella.
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