Friday, March 23, 2007

Y claro, la excusa siempre ha sido la misma

Necesitaba el dinero. Try to understand that I am
Me tocó en un colegio del Rímac. Me levanté temprano confiado en mi cara de buena gente. Gallo viejo con el ala mata. Siempre había escuchado decir que era el examen más difícil de todos, que la competencia era atroz, encima era a la Facultad de Derecho de la cuatricentenaria y alguna vez Pontificia Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Tonterías. El examen fue bastante fácil. No estudié ni un poquito e ingresé en el puesto 50 del nivel general.
Fuí al punto de contacto. ¿Y qué tal?, me preguntaron. Tranqui. ¿Ingresaste, no? Mira los resultados.
Dos días después me llamó al celular. Quedamos en el lugar. Puso en mi bolsillo 300 soles y me dijo que ese sábado celebrarían en la casa del cachimbo. Me reí demasiado. "Hay que ir, nos van a atender de la puta madre". Ok, iré, iré.
Fuí. Vivía en Comas. Estaban todos los amigos del barrio. La mamá nos recibió y nos presentó como si fuésemos primos lejanos. El chibolo me saludo como si nada. "Abogado 100% puro", pensé. Ni siquiera se parecía mucho a mí.
Comimos y bebimos en grandes cantidades. La mamá -quien fue la que hizo todo el arreglo- estaba muy contenta. El papá también, las hermanas, orgullosos todos, el chico sería abogado. Yo no paré de reirme en toda la maldita noche. Miraba al chibolo y me cagaba de risa. Tenía 300 lucas en mi bolsillo, harta comida y trago en mi estómago. Podría haber sido mierda en ese momento, podría haber sido aguafiestas, pero estaba tan divertida toda esa farsa que solo me reía. Reía y reía. Yo también estaba orgulloso por haber ingresado aunque la fiesta de celebración no era para mí.
Vamonos, me dijo el contacto. Oki, vamos. "Que hago con esto", le pregunté. Quédatela o haz lo que quieras. Miré la boleta de servicio militar falsa que me habían entregado. ¿Para qué podía servirme además de para dejarla a cambio de unas chelas? Como ya había comido y bebido suficiente, la dejé en el asiento de la combi.