Friday, December 01, 2006

A beer before home

Mi cabeza asentía rítmicamente y mis pies no dejaban de seguir el ritmo. Eran los primeros acordes. Me sentía bien. Lo bueno es que aquí nadie da consejos. Ni critican. Desde detrás del mostrador, Pam a veces se toma su tiempo para pensar. Estudia la cara del chico, como cambia su rostro conforme su novia lo abraza, le baila, se ríe con él. ¿En que pensará Pam? Alguien la saca de su contemplación. Atiende. Vuelve a mirar-pensar. Pam estudia a sus clientes, no los critica, no los admira, no le caen simpáticos ni desagradables. Eso parece. Pam ha visto mucho desde detrás del mostrador.
La canción que hacía que me moviera hablaba de un tipo que ayer se había sentido muy viejo, tanto que podría morir, tanto que le dieron ganas de llorar, tanto que solo quería irse. "Irme y desaparecer. Irme lejos de aquí", clamaba.
La canción resonaba y resonaba en mi mente y mi cuerpo bailaba y bailaba. Go on, go on, go on y mi cuerpo iba y venía, iba y venía, y giraba y giraba y giraba, go on, go on, go on.
Después ya no pude dejar de bailar. Después vi a Pam en sus trece. Apuré otro vaso. Quisiera ser dueño de un pub. Medio oscuro, con pantallas de tv por todos lados, que la gente salga de su trabajo para tomarse una cerveza, escuchar música, ver un partido de futbol, antes de irse a casa. Tal vez Pam trabajaría conmigo. "A beer before home" recomendaba el letrero en la puerta. Nunca he leído mejor consejo. Esta es una ciudad mágica.

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