Sunday, January 22, 2006

Transformación

Cuando todo está en calma puedo oir el golpe y el arrastre de las olas. Mi jefe quiere que regrese a casa y enseguida cruce los Andes, esperar a que amanezca e ir al norte a familiarizarme con los nuevos modismo. Ser un campa. Esta ola será enorme, la que todos esperan me toca a mí. Pero, ¿y qué hay de mí? Me obligan a ser otro, a pensar como otro, a sentir como otro y mejor aún si me enamoro como otro, si soy feliz como otro. Tengo que fingirme un tipo alegre, enamorar a una chica de clase media, frecuentar a su familia, ser un ingeniero en ascenso, ¿y cuánto tiempo? ¿dos años, tres años?. Debo ser una persona diferente para acercarme a lo que es la felicidad. Preferiría decir que no, que me retiro a los 24, que solo quiero estar junto al mar mirando a G, que no se preocupen, que ya me olvidé de todo, que nunca estuve en Buenos Aires buscando a un terrorista inexistente, que en realidad sí fuí un mochilero relacionándose con europeos para el próximo año hacer El Viaje. Esa vida sí estuvo bien. Pero mi jefe. Pero el destino. Nunca estuve deprimido. Mejor si G no existió. Y estos amigos a los que empezaba a conocer. Que N mate sus pulgas solo que para eso son. Si acaso no será mejor olvidarse de uno y creerse el personaje inventado. Entro a la ola, es muy fuerte, ya nadie me ve, allá está la luz de otro.

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